leer primera parteCon el sonido de una vieja armónica en Do, se acompañan las horas en este lugar de sucios personajes, es ahí donde luce aquella figura recargada en la barra, aquel hombre ajeno a ese lugar, luce desaseado, con la barba sin afeitar, con polvo en la piel, producto de la larga cabalgata por arribar a este lugar, y se muestra ahí de pie fumando un cigarrillo con calma y bebiendo su trago como quien se bebe sus últimos pensamientos antes de caminar a su destino
-Que te trae por aquí soldado, ¿Persiguiendo algún forajido? Aquí solo encontraras bandidos de poca monta que no valen ni una moneda de oro.
Y así de pronto una voz rasposa y vieja, lo saca de ese letargo, es un anciano sentado al otro extremo de la barra que no ha parado de observarlo desde que abordo el lugar
-No soy un soldado, ni persigo a nadie…anciano
-Tu tatuaje, en el brazo izquierdo, es el Lobo Azul y solo lo portan los miembros de la legión del sur, los llamados soldados de elite, aunque si me lo preguntan, para mí no son más que perros desdichados … y sólo hay dos formas de salir de la manada, muerto o desertando, y créeme he visto muchas cosas, pero nunca un muerto que venga a pedir un trago, así que ¿eso es lo que eres? Un sucio desertor, que busca ahogar el pasado en cada trago.
-¿Terminaste, anciano?... Hablas muy seguro para ser alguien que se la pasa a orillas de una barra observando forasteros, pero te equivocas, olvidas una tercera manera de salir de la manada… y es que un solo lobo no es manada, soy el último lobo azul.
En ese momento el anciano no podía creer lo que acababa de escuchar, lucia con el rostro desencajado por la noticia que acaba de escuchar, un hombre delgado y pálido que estaba a pocos metros observando la escena y había escuchado todo, se levanto de su silla, y se perdió entre las mesas del lugar. El anciano atropelladamente sólo acertó a expresar:
-¿Pero cómo?... ¿Quién lo hizo? ¿Quieres decir que tengo ante mí al último Lobo Azul?
-Quien lo hizo esta aquí…
-¿¡Aquí!?... entonces si persigues a alguien!!!
-Solo he venido a jugar con ‘La Bestia’Y en ese momento el rostro del anciano recupero la calma que incluso la risa lo invadió
-Te equivocas muchacho… no eres tú quien elige jugar con ‘La Bestia’ sino ‘La Bestia’ elige jugar contigo, ¿ves esas escaleras?- y alzando la mano señalando al fondo de la taberna, unas escalares viejas que llevan al piso de arriba- Ahí está ‘La Bestia’, nunca sale de ahí, ni para comer, es más, el no come, el no es humano, se alimenta de los hombres que su asistente va llamando para que jueguen con él, he visto muchos hombres subir, y lo que baja por esas escaleras son seres vacíos, sin alma ni espíritu…Pero si lo que quieres es jugar con ‘La Bestia’ debes tener algo que le interese, de otra forma nunca tendrás oportunidad.
-Créeme anciano, tengo algo que le interesa, y que le interesa mucho… no podrá negarse
-Entonces forastero hay tres cosas que debes de saber cuando juegues con él… la primera: a ‘La Bestia’ no se le engaña con trucos, no se le puede hacer trampa, ¿ves esas cabezas al fondo?, arriba de las escaleras, son las cabezas de aquellos que intentaron hacer trampa, créeme amigo, si ya llegaste hasta aquí, no creo que quieras terminar en ese muro, la segunda cosa es que nunca debes confiar en él, tratara de ganar confianza en ti, de que te distraigas, de parecer que en realidad no es como dicen, que todo es un mito, y cuando te tiene en su zona, te destroza y todo lo que dicen de él se vuelve realidad, y por último lo que siempre debes de recordar es que la combinación de inteligencia e intuición pueden ser la llave que te de ese golpe de suerte para vencerlo.
Continuará...