martes, 26 de enero de 2010

El Apostador... Segunda parte

leer primera parte

Con el sonido de una vieja armónica en Do, se acompañan las horas en este lugar de sucios personajes, es ahí donde luce aquella figura recargada en la barra, aquel hombre ajeno a ese lugar, luce desaseado, con la barba sin afeitar, con polvo en la piel, producto de la larga cabalgata por arribar a este lugar, y se muestra ahí de pie fumando un cigarrillo con calma y bebiendo su trago como quien se bebe sus últimos pensamientos antes de caminar a su destino

-Que te trae por aquí soldado, ¿Persiguiendo algún forajido? Aquí solo encontraras bandidos de poca monta que no valen ni una moneda de oro.
Y así de pronto una voz rasposa y vieja, lo saca de ese letargo, es un anciano sentado al otro extremo de la barra que no ha parado de observarlo desde que abordo el lugar

-No soy un soldado, ni persigo a nadie…anciano

-Tu tatuaje, en el brazo izquierdo, es el Lobo Azul y solo lo portan los miembros de la legión del sur, los llamados soldados de elite, aunque si me lo preguntan, para mí no son más que perros desdichados … y sólo hay dos formas de salir de la manada, muerto o desertando, y créeme he visto muchas cosas, pero nunca un muerto que venga a pedir un trago, así que ¿eso es lo que eres? Un sucio desertor, que busca ahogar el pasado en cada trago.

-¿Terminaste, anciano?... Hablas muy seguro para ser alguien que se la pasa a orillas de una barra observando forasteros, pero te equivocas, olvidas una tercera manera de salir de la manada… y es que un solo lobo no es manada, soy el último lobo azul.

En ese momento el anciano no podía creer lo que acababa de escuchar, lucia con el rostro desencajado por la noticia que acaba de escuchar, un hombre delgado y pálido que estaba a pocos metros observando la escena y había escuchado todo, se levanto de su silla, y se perdió entre las mesas del lugar. El anciano atropelladamente sólo acertó a expresar:

-¿Pero cómo?... ¿Quién lo hizo? ¿Quieres decir que tengo ante mí al último Lobo Azul?

-Quien lo hizo esta aquí…

-¿¡Aquí!?... entonces si persigues a alguien!!!

-Solo he venido a jugar con ‘La Bestia’Y en ese momento el rostro del anciano recupero la calma que incluso la risa lo invadió

-Te equivocas muchacho… no eres tú quien elige jugar con ‘La Bestia’ sino ‘La Bestia’ elige jugar contigo, ¿ves esas escaleras?- y alzando la mano señalando al fondo de la taberna, unas escalares viejas que llevan al piso de arriba- Ahí está ‘La Bestia’, nunca sale de ahí, ni para comer, es más, el no come, el no es humano, se alimenta de los hombres que su asistente va llamando para que jueguen con él, he visto muchos hombres subir, y lo que baja por esas escaleras son seres vacíos, sin alma ni espíritu…Pero si lo que quieres es jugar con ‘La Bestia’ debes tener algo que le interese, de otra forma nunca tendrás oportunidad.

-Créeme anciano, tengo algo que le interesa, y que le interesa mucho… no podrá negarse

-Entonces forastero hay tres cosas que debes de saber cuando juegues con él… la primera: a ‘La Bestia’ no se le engaña con trucos, no se le puede hacer trampa, ¿ves esas cabezas al fondo?, arriba de las escaleras, son las cabezas de aquellos que intentaron hacer trampa, créeme amigo, si ya llegaste hasta aquí, no creo que quieras terminar en ese muro, la segunda cosa es que nunca debes confiar en él, tratara de ganar confianza en ti, de que te distraigas, de parecer que en realidad no es como dicen, que todo es un mito, y cuando te tiene en su zona, te destroza y todo lo que dicen de él se vuelve realidad, y por último lo que siempre debes de recordar es que la combinación de inteligencia e intuición pueden ser la llave que te de ese golpe de suerte para vencerlo.


Continuará...

martes, 19 de enero de 2010

El Pasado

¿A dondé va el pasado?
¿Dónde se ocultan aquellos sentimientos añejos de momentos vividos?
¿Porqué me giro y no alcanzo a verlo ya nunca más?
¿Cómo podría embotellar cada uno de tus besos para evitar que se escurran de este presente?
¿Porqué no poner en una caja aquellas situaciones vergonzosas y simplemente guardarla en el fondo del closet?
¿Cómo hacer para enmicar mis errores, y así poder observarlos una vez mas, para siempre aprender de ellos?

Solo espero que cuando el pasado venga a devorarme traiga consigo sus propias respuestas...

martes, 12 de enero de 2010

El Apostador... primera parte

En aquella vieja taberna, en el lugar más olvidado del mundo, en ese rincón donde el sol se olvidó de salir de nuevo, ahí se encuentra ese lugar, ese lugar donde parecieran las horas pasar tan lento que el tiempo se hace tan pesado que podrías sostenerlo en tus manos, dentro solo se percibe una densa neblina del cigarro de los hombres viejos fumando sus ansias creyendo en la suerte de su siguiente apuesta.

En este lugar de apuestas ni todo el oro del mundo tiene una pizca de valor contra lo que aquí se apuesta, aquí no se juega cualquier cosa, aquí suelen venir los hombres a jugárselo todo, lo que aquí se apuesta es de lo que realmente vale la vida, aquí se suelen apostar los recuerdos de un viejo amor, el suave pasado de una caricia, los sueños, la voluntad, y el poco futuro que puedan tener, ¿A cambio de que?... a cambio de todo, a cambio de volver a vivir el momento mas feliz de su infancia, el de volver abrazar a ese ser perdido, escuchar la risa de un hijo asesinado, o el de recuperar su libertad.

Por eso en este lugar no cualquiera desea entrar, y de los que entran pocos salen airosos, porque 'La Bestia' como suelen llamarle, suele quedarse con todo, el solo se alimenta de los sueños, recuerdos y libertad de los hombres que llegan a ese lugar, el jugar es lo que lo mantiene vivo, es el amo del lugar y aquí 'La casa siempre gana'

Pero en un momento aquella desvencijada puerta, emite un chillido, alguien ha entrado al lugar, los pequeños rayos de luz que llegan a colarse del exterior lastiman los ojos de los jugadores que ya ni recuerdan cuanto tiempo llevan jugando, todas las miradas se centran en él, se ve como un viajero más, pero hay algo en su ser que lo hace ver distinto... viste ropas desgastadas por el andar y por el tiempo.

Entra despacio, se mueve con naturalidad en aquella oscura taberna, sortea las mesas sin dificultad, nada esa neblina de humo agónico, llega ala barra, ordena un trago, su mirada es distinta a la de todos esos hombres, su mirada no es vacía como la de ellos que lo han perdido todo, viene por algo, viene a jugar, viene a apostarlo todo, viene a jugar con 'La Bestia'.

Continuará...